En estos tiempos de confusión, mucha gente está buscando una guía que les ayude a encontrar su verdadero camino en la vida. El Buda enseñaba que el propósito de la vida es re-descubrir tu verdadera naturaleza, que es tu esencia. Cuando esta verdadera naturaleza se revela, tu camino se aclara y los estados divinos de la bondad amorosa, la compasión, la empatía y la felicidad emergen. ¿Cuál es tu esencia? ¿Sabes quién eres realmente? Se ha dicho que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Este ‘ser espiritual’ es tu verdadera esencia, y tu ‘experiencia humana’ crea tu personalidad a través de las creencias e identidades que has adquirido a lo largo del curso de tu vida. Tu personalidad y tu esencia son parte de tu plenitud, pero a medida que avanzamos por la vida, la personalidad puede volverse tan dominante que la luz de tu verdadera esencia se esconda. Necesitamos nuestra personalidad para navegar por este mundo, pero para encontrar la verdadera plenitud, tu personalidad debe estar impregnada de las cualidades de tu verdadera naturaleza.

Ramana Maharshi fue un gran sabio de la tradición védica del yoga, que enseñó que la forma de alcanzar la libertad y paz interiores es hacerte constantemente una sencilla pregunta: “¿Quién soy yo?” Según vas haciéndote esa pregunta, las respuestas empiezan a penetrar tu consciencia superficial y finalmente encuentras tu esencia. La clave está en no aceptar las respuestas falsas que vienen de la superficie de la mente, pues son respuestas que tan solo son etiquetas que te han sido asignadas durante tu vida. Etiquetas como guapo, listo, viejo, joven, francés, español, etc., etc. Estas etiquetas superficiales de tu personalidad no responden a las preguntas más profundas: ¿Quién ve cuando yo veo? ¿Quién escucha cuando yo escucho? ¿Quién sabe que yo soy consciente?

Veamos a dónde nos lleva esto en una hipotética conversación al preguntar a alguien: ¿Quién eres tú? La primera respuesta es probable que sea el nombre: ‘Soy Linda’. Pero si escribo todas esas letras en un trozo de papel, L-I-N-D-A, ¿es eso lo que eres, una mera colección de letras? Se da cuenta de que buscamos una respuesta más completa, así que lo intenta de nuevo explicándonos la historia de su vida: nací en 1978 y crecí en San Francisco, California, etc. etc... Es una bonita historia, pero si hubieses nacido en otro lugar, ido a escuelas diferentes, etc., ¿acaso no seguirías siendo tú? ¿No seguirías siendo consciente de tu existencia? Así que lo vuelve a intentar: ¿Quién soy? Mido 170 cm., peso 50 kilos, etc... Pero cuando tenías 5 años no medías 170 cm... y aún así seguías siendo TÚ... la misma persona que intenta contestar a esta pregunta estaba ahí también.

Ya ves por dónde va esto. Cada respuesta que tenga que ver con lo que has hecho, de dónde eres, con tu aspecto, etc., no dice realmente quién eres. Estos son elementos de tu personalidad en la superficie, pero no te dicen quién ve cuando tú ves... quién escucha cuando tú escuchas... quién siente cuando tú sientes... quién observa tus sueños... Tu yo real es una consciencia más profunda, entonces, ¿cómo encontramos esta aparentemente escurridiza esencia? Los grandes maestros del pasado entendían que identificarse con las emociones y las historias mentales de nuestra personalidad es lo que oscurece nuestro conocimiento más profundo. La clave es apagar el incesante parloteo de tu mente. Lo que permanece en la quietud es tu esencia. Eckhart Tolle lo explica así: “Cuando reconoces que hay una voz en tu cabeza que pretende ser tú... y que no deja de hablar... estás despertando a tu inconsciente identificación con el hilo del pensamiento. Cuando te das cuenta de esa voz, te das cuenta de que quien eres realmente no es esa voz (el pensador) sino el que es Consciente de esa voz.”

La meditación es la forma más sencilla de desarrollar este sentido de la separación entre tu yo verdadero y tu personalidad. Te permite sentir que hay una distancia entre el ruido de tu mente y la consciencia que habita en tu corazón. Es igualmente importante acordarte de aplicar este tipo de auto-consciencia y atención al contexto de tu vida cotidiana, no solo cuando estés sobre el cojín de meditación o en el estudio de yoga. Observa cómo actúas y reaccionas ante los eventos en tu vida, y hazte consciente de cuántas veces te impulsan las viejas historias que están hebradas en tu personalidad. Cuanto más seas consciente de la presencia de estos viejos patrones de comportamiento, más despertarás del ‘trance’ de ser dominado por ellos. Mientras vas despertando y recordando, descubrirás la parte de ti que se encuentra más allá de la personalidad, el ego y las historias... tu yo verdadero... tu esencia.