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Aprender a quererte a ti mismo es la base de tu capacidad para crear y disfrutar de la maravillosa vida que deseas. Los beneficios del amor por ti mismo alcanzan cada parte de tu ser: físico, mental y emocional. Te aporta una sensación de paz interior y una silenciosa confianza en ti mismo que te mantiene centrado para que no te veas fácilmente alterado por los eventos externos y las opiniones de los demás. También crea una hermosa energía a tu alrededor que atrae a las personas y a las circunstancias que reflejan y potencian tus sentimientos positivos. El amor propio no consiste en ser arrogante, egoísta o presumido... de hecho, es justamente lo contrario. La única forma de sentir verdadero amor por ti mismo es hacerte realmente digno de amor. Esto significa evaluar honestamente tal cual eres y desde ahí elegir de forma consciente cambiar esas cosas que no están alineadas con la hermosa persona que deseas ser. Se trata de un proceso de desaprender los hábitos negativos del pasado y remplazarlos con valores y comportamientos que te hagan sentir bien contigo mismo.
Una forma estupenda de arrancar este proceso es hacer una lista de cosas que te gustan de ti. Tómate el tiempo de realmente observar quién eres y cómo actúas en el mundo. Tu lista de “Soy ________” tal vez incluya palabras como: inteligente, responsable, atractivo, honesto, compasivo, considerado, positivo, empático, cariñoso, generoso, etc... Cuando hayas acabado la lista, déjala a un lado hasta el día siguiente, cuando volverás a echarle un vistazo. Piensa en cómo te sentirías si conocieras a alguien que tuviese todas las admirables cualidades que figuran en esa lista. Este es el tipo de persona a quien te encantaría conocer mejor... y eres tú.
Por supuesto que hay otras cosas de ti con las que estás menos satisfecho: características negativas como la arrogancia, el mal genio, la impaciencia, el pesimismo, etc... Estas provienen de antiguos actitudes ante la vida que fueron impresos en tu mente a una edad temprana y se han ido integrando más en tu personalidad con los años. La buena noticia es que tienes la capacidad de cambiar estos antiguos patrones heredados. Una excelente manera de empezar este cambio es utilizar el poder de tu intención para hablar de forma positiva sobre ti mismo. La mayoría de la gente se asombraría si pudiera escuchar una grabación de su diálogo interno; es increíble cuántas veces al día nos juzgamos o nos criticamos con frases como: “Nunca tengo suerte.” “La vida es dura.” “Tendría que haber ________.” “No se me da nada bien ________.” A nivel más profundo, lo que estás diciendo en realidad es: “No merezco ser feliz.” “No merezco ser amado.” “No merezco tener lo que quiero.”
Todo lo que piensas y dices le envía un mensaje a tu mente inconsciente. Cuando les das voz a pensamientos negativos, estás reforzando tus viejos patrones y creencias negativas, y reafirmando que no mereces ser amado, ni por ti mismo ni por nadie. La forma de darle la vuelta a esto es hacerte consciente de tus pensamientos y palabras. Cuando aparezcan frases negativas en tu mente simplemente dale a la tecla mental de BORRAR y sustitúyelas por palabras que reflejen la persona digna de amor que eliges ser. Cambiar de forma consciente el diálogo interno negativo por afirmaciones positivas sobre ti mismo y el mundo a tu alrededor creará un nuevo eje de creencias beneficiosas, y esto se verá reflejado en cómo te sientes contigo mismo.
A menudo oímos eso de que hasta que aprendas a amarte a ti mismo no serás capaz de dar o recibir amor de verdad. ¿Y esto por qué es? Pues porque hasta que transformamos las partes de nosotros que cuesta querer, no nos sentiremos dignos de ser amados ni dar amor a los demás. Al nivel más profundo sabemos que no somos totalmente amables y que, por tanto, no merecemos el amor que se nos da. Por la misma razón sentimos que el amor que damos a los demás no es valioso porque proviene de una fuente no amable: es “oro de tontos”. El amor que viene de una fuente así de insegura será, por su misma naturaleza, limitado y frágil. Aprender a amarnos de verdad nos permite experimentar plenamente el dar y recibir amor como hermosos regalos que fluyen naturalmente de la esencia misma de nuestro ser.
Podrás buscar por el universo a alguien que sea más merecedor de tu amor y afecto que tú mismo, y esa persona no la encontrarás en ningún lugar.