Tener suficiente agua dulce siempre ha sido un desafío en Ibiza, pero la isla históricamente se ha recuperado de sus largos y secos veranos durante los meses más lluviosos y menos concurridos. Sin embargo, durante las últimas dos décadas, el mayor consumo durante la temporada turística ha agotado los acuíferos (lagos subterráneos) hasta tal punto que la lluvia natural no ha sido suficiente para rellenarlos. Este verano pasado, las reservas de agua volvieron a bajar a un nivel peligrosamente bajo, y algunas comunidades tuvieron que imponer restricciones. Para entender qué se puede hacer para solucionar esta situación, debemos examinar ambos lados del problema: de dónde proviene el suministro de agua en Ibiza y cómo se puede utilizar de manera más eficiente.

Ibiza tiene dos fuentes de agua dulce: los acuíferos y el agua producida a través de plantas desalinizadoras. Los acuíferos se alimentan del agua de lluvia que se filtra en el suelo, y aunque es cierto que Ibiza es relativamente seca, aún recibimos una cantidad significativa de lluvia; de hecho, la precipitación media anual es de unos 220 mil millones de litros al año. Sin embargo, gran parte de esa agua de lluvia se escurre hacia el mar y nunca llega a los acuíferos subterráneos, por lo que necesitamos mejores formas de capturarla y conservarla. La solución es establecer un sistema coordinado de gestión de agua de lluvia utilizando métodos que han funcionado en otros lugares con un problema similar. Se pueden construir canales que dirijan el agua hacia tanques de almacenamiento y embalses, o a lugares donde se infiltre fácilmente en el suelo. Las normativas de construcción podrían hacer obligatorio tener instalaciones de recolección de agua de lluvia en todas las construcciones nuevas. Estas y otras medidas sensatas permitirían que una mayor parte de nuestra preciada lluvia llegara a los acuíferos. Sin embargo, la demanda podría seguir aumentando, por lo que también debemos buscar otras fuentes de agua.

Siendo una isla, tiene sentido producir agua dulce a partir de la abundancia de agua de mar que nos rodea. Hay tres plantas desalinizadoras en la isla: San Antonio, Santa Eulalia e Ibiza ciudad. Éstas operan casi al 100% de su capacidad durante la temporada alta, pero producen mucho menos en la temporada baja cuando la demanda es menor. Una forma de aliviar la presión sobre los acuíferos es que estas plantas desalinizadoras funcionen a plena capacidad durante todo el año. El exceso de agua producido en la temporada baja podría desviarse a las granjas y otros usos que, de lo contrario, estarían agotando los acuíferos. Además, la construcción de una cuarta planta desalinizadora permitiría que la isla mantuviera el ritmo de su crecimiento. Otra forma de aumentar nuestro suministro es reparar el sistema de distribución de agua. En muchas partes de la isla, más del 30% del agua disponible se filtra antes de llegar a los hogares y negocios. El gobierno ha hecho mucho trabajo en la última década para mejorar esta situación, pero la necesidad de actualizar la vieja infraestructura continúa.

Aunque es necesario aumentar nuestro suministro, también debemos considerar el otro lado de la ecuación, que es nuestro consumo. En este sentido, es útil observar las ideas innovadoras que otras zonas del mundo han utilizado para hacer que su consumo sea sostenible. Una herramienta muy efectiva es cobrar una tarifa progresivamente más alta por el uso excesivo. El gobierno ha fijado una tasa objetivo de consumo de 100 litros por persona al día. El agua es una necesidad esencial para la vida, por lo que esta cantidad básica se facturaría al precio más bajo posible. Para aquellos que usen más de la cantidad básica, el precio por ese uso extra aumentaría progresivamente: cuanto más usen, mayor sería el precio por litro. Usar cantidades excesivas de agua dulce para piscinas, fuentes, etc., tendría un costo muy alto. Esto desalentaría el uso derrochador, y el dinero extra recaudado podría destinarse a mejorar nuestra infraestructura hídrica.

Otra política que ha tenido gran éxito en otros países es fomentar el uso del riego por goteo tanto en hogares como en granjas. Este método ahorra grandes cantidades de agua al permitir que gotee lentamente en las raíces de las plantas. También es importante concienciar al público sobre la importancia de conservar el agua y  ayudar a las personas a ser más conscientes ha funcionado bien para resolver otros problemas, como la disminución del tabaquismo y el aumento del reciclaje de residuos. Usar menos agua no solo te convierte en un buen ciudadano, también ahorra dinero en tus facturas de agua. 

El gobierno balear es muy consciente de nuestro problema y ha creado un nuevo Plan Hidrológico que tiene como objetivo fortalecer el control sobre los grandes consumidores. Antes de 2027, todos los municipios deben implementar una ordenanza de ahorro de agua que establezca las siguientes medidas: reutilización del agua de los sistemas de depuración de piscinas; lavado de coches de alquiler con sistemas de reutilización de agua; uso de agua tratada para la agricultura en lugar de drenar los acuíferos. Además, el gobierno regional cuenta con un presupuesto de 34 millones de euros para nuevos proyectos hídricos en Ibiza. Aproximadamente la mitad de este dinero se destinará a ampliar considerablemente la planta desalinizadora de Santa Eulalia. También pagará los estudios preliminares para construir una cuarta desalinizadora, muy probablemente en Sant Josep. El proyecto instalará un sistema de control digital para todos los grandes consumidores, incluidas las villas. Esto permitirá saber en tiempo real si se está utilizando agua ilegalmente. Según el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, “se controlará el uso abusivo y se sabrá quién la malgasta”. También habrá un mayor control de las extracciones del subsuelo, y no se autorizarán nuevos pozos. 

Estas nuevas medidas serán útiles, pero deben ir de la mano con políticas que aborden el problema central: demasiada gente. El aumento continuo tanto de turistas como de nuevas construcciones ha puesto una carga insostenible en los recursos de nuestra isla. Con una gestión adecuada del agua, Ibiza puede contar una gran cantidad de visitantes estacionales, pero ese número no es ilimitado. Afortunadamente, el gobierno y la comunidad empresarial están dándose cuenta de que más no siempre es mejor. Juntos están haciendo grandes esfuerzos para mantener el turismo a un nivel sostenible de manera que podamos preservar la calidad de vida en nuestra hermosa isla.