Cualquiera que esté buscando alquilar o comprar una casa en Ibiza es muy consciente de lo intenso que se ha vuelto el mercado de la vivienda. El coste de los alquileres se ha disparado y son difíciles de encontrar. La situación para la compra de una vivienda es similar, ya que los precios para todos los tipos de vivienda, desde pequeños pisos hasta enormes villas, son mucho más altos que en otras zonas de España. La razón más obvia por la que la demanda de inmuebles en Ibiza es tan fuerte es que se trata de un lugar muy especial; todos los que vivimos aquí lo sabemos. El otro factor es que la propiedad en Ibiza ha demostrado ser una buena inversión. Durante varias décadas, el valor de las propiedades aquí ha aumentado constantemente, y han resistido las recesiones económicas más rápido y mejor que otros lugares. Veamos cómo ha evolucionado este mercado en los últimos 40 años y qué nos depara el futuro.

La fama y popularidad de Ibiza como lugar para vivir o visitar creció rápidamente a lo largo de los años 80 y 90. Los precios de la vivienda subieron constantemente durante esos años hasta niveles inimaginables sólo una década antes. Pero aquello fue sólo el preludio de una subida mucho más pronunciada que se produjo entre 1997 y 2007, cuando los costes de la vivienda se dispararon hasta alcanzar nuevos niveles. Parecía que el boom inmobiliario no acabaría nunca, pero se detuvo en seco cuando la crisis financiera mundial de 2007-2008 paralizó nuestras economías. (Es interesante señalar que esta crisis fue causada principalmente por una “burbuja” masiva de viviendas sobrevaloradas en EE.UU. y otros países occidentales). El mercado inmobiliario ibicenco, que había alcanzado nuevas cotas durante la década anterior, se congeló de repente. El número de compradores potenciales se redujo drásticamente y muchas viviendas se retiraron del mercado en lugar de ofrecerse a un precio mucho más bajo. Para las viviendas que necesitaban venderse, los precios cayeron en picado. La economía mundial tardó algunos años en recuperarse, pero en 2013 la crisis había terminado y el mercado inmobiliario de Ibiza volvía a estar en alza.

En 2017, los precios habían vuelto a sus niveles anteriores a la crisis de 2007, y siguieron fuertes hasta 2020. ¡Todos sabemos lo que pasó ese año! Las severas restricciones que se impusieron por miedo al Covid fueron un desastre para muchos negocios, y el inmobiliario en Ibiza no fue una excepción. Sin embargo, una vez que se abandonaron los cierres y el enmascaramiento, el deseo internacional de poseer propiedades en Ibiza volvió más fuerte que nunca, y los precios siguieron subiendo. Entonces, ¿dónde estamos ahora? Para los trabajadores que alquilan y los nuevos residentes que esperan empezar una vida aquí la situación es difícil. Como se ha señalado anteriormente, tanto los alquileres como el coste de comprar una casa o un piso son mucho más altos aquí que en el resto de España. Como consecuencia, muchas personas que formaban parte del tejido social que hace especial a Ibiza se han visto obligadas a marcharse. Los altos precios también dificultan la atracción de jóvenes que quieran aportar sus dones y talentos a nuestra isla. En el mercado del lujo, la subida de precios no ha mermado la popularidad de Ibiza como lugar de moda y deseable para poseer una propiedad. Sin embargo, la demanda es tan alta que no hay suficientes propiedades de lujo a la venta.

La respuesta a ambos problemas podría venir de la teoría económica clásica de la oferta y la demanda. Dicho de forma sencilla: cuando hay escasez de viviendas, los precios suben; esto anima a los inversores a construir más viviendas; como resultado, la escasez de viviendas disminuye y los precios se estabilizan. Así que los altos precios de Ibiza deberían desencadenar un boom de la construcción, y esto parece estar ocurriendo. Si conduces por Santa Eulalia o Jesús verás un bosque de grúas construyendo bloques de apartamentos en cada solar vacío. Pronto habrá miles de pisos nuevos en toda Ibiza, y hay una reacción similar en el mercado del lujo. En urbanizaciones como Roca Llisa se están levantando muchas viviendas nuevas en lugares que antes estaban vacíos. Así es como se supone que debe funcionar el mercado, pero ¿funcionará en Ibiza? Un análisis de las recientes tendencias puede tener la respuesta.

La gente compra casas aquí por tres razones: como residencia principal, como casa de vacaciones o como inversión (para alquilar y/o revender). Hay pruebas fehacientes de que más del 80% de las propiedades de mayor precio se compran como residencia de vacaciones ocomo inversión. Esto significa que menos del 20% serán habitadas por residentes de la isla. En los pisos menos caros, el porcentaje de ventas para uso residencial es probablemente algo mayor, pero incluso en ese sector un gran número son para vacaciones o inversión. El resultado es que una mayoría sustancial de las nuevas viviendas que estamos construyendo permanecerán vacías la mayor parte del año. Esto no aumentará el número de viviendas disponibles para los residentes de la isla y, por tanto, no contribuye a suavizar los precios. ¿Hay alguna forma de controlar el problema de tener tantas “viviendas vacías”, o es una característica inevitable de los destinos turísticos populares? Si es así, ¿cómo será posible conservar la energía de libertad e inconformismo que hizo tan especial a esta isla, si la vivienda es inasequible, sobre todo para los jóvenes?

Afortunadamente, el Gobierno y muchas empresas locales son conscientes de la situación y están trabajando en posibles soluciones. Recientemente han entrado en vigor varias medidas, entre ellas una nueva normativa para promover precios de alquiler razonables para trabajadores y residentes. El gobierno de la isla también ha limitado el número de licencias de alquiler turístico y ha reforzado la aplicación de la ley contra los arrendatarios sin licencia. Además, siguen salvaguardando nuestros recursos naturales prohibiendo nuevas construcciones en algunas zonas protegidas. Una propuesta interesante a este respecto es compensar las limitaciones a la nueva construcción legalizando la renovación de más edificios antiguos. Es de esperar que este tipo de planificación progresista pueda equilibrar el continuo crecimiento y prosperidad de Ibiza, con nuestro deseo de proteger su belleza natural y la singularidad de su carácter.