Pepe era el tercero de cuatro hijos en la familia Colomar, que eran agricultores en el valle de Atzaró. El padre de Pepe cargaba su producto en un carro y lo llevaba al pueblo de Ibiza, donde don Ernesto Hernández lo pesaba y lo almacenaba. Después de venderlo era cuando el padre de Pepe recibía el pago.

La vida era difícil. Ni siquiera había dinero para comprar zapatos para los niños, así que el calzado se hacía utilizando el caucho de viejas llantas de bicicleta para la suela y cuerda para la parte superior. Al menos los niños no tenían que caminar descalzos a la escuela. El padre de Pepe hablaba francés en casa ya que había vivido en Argelia, así que los niños aprendieron a hablar fluidamente francés, español e ibicenco. Avanzamos a cuando Pepe tenía 18 años y fue a Palma con su padre para inscribirse en la Escuela de Comercio. Caminando por la calle principal, se encontraron con don Ernesto, quien para entonces vivía en Mallorca y era dueño de una gran parte del prestigioso hotel de cinco estrellas Hotel Formentor. Le gustó Pepe, así que le encontró alojamiento, lo trató como a un hijo y le dio un trabajo como recepcionista en el hotel cuando se graduó.

Había un escritor estadounidense de unos sesenta años llamado Temple Fielding que vivía cerca del hotel mientras trabajaba en una guía de viajes por Europa. Revisaba su correo en la recepción del hotel todos los días y, a pesar de la diferencia de edad, él y Pepe se hicieron amigos. Después de cuatro años trabajando en el hotel, Pepe deseaba explorar Europa. El señor Fielding había escrito sobre los mejores hoteles de Europa y recomendó a Pepe para trabajos en hoteles de lujo en los países a los que quería ir: Suiza, Alemania, Bélgica y, sobre todo, París. Ávido de aprendizaje, Pepe compraba libros y leía rápidamente, llegando a dominar el alemán y el inglés. Este conocimiento de varios idiomas y sus culturas fue un gran activo que le ayudó a lo largo de su vida. Para cuando Pepe tenía veinticinco años, había hecho contactos importantes y ahorrado bastante dinero. Mientras estaba en Mallorca, conoció a una bonita modelo inglesa llamada Olive, que caminaba como la bailarina clásica que era, Pepe se sentía apuesto y seguro de sí mismo, así que pensó que podría conquistarla fácilmente. Sin embargo, se sorprendió cuando ella le rechazó dos veces, aunque este desafío hizo que su enamoramiento fuera aún más fuerte. El soltero inalcanzable de Ibiza había encontrado su pareja y se había enamorado; finalmente se casaron, se convirtieron en un gran equipo y tuvieron dos hijas, Vanessa en 1973 y Cristina en 1975.

Después de muchos años en el extranjero, Pepe echaba de menos a sus padres y la isla, así que él y Olive regresaron a Ibiza. Junto con un amigo, decidieron invertir en un terreno cerca del río Santa Eulalia: tenía un proyecto de construir un nuevo hotel. Se necesitaban muchos trabajadores cualificados, por lo que Pepe fue a la península a reclutar carpinteros, albañiles, fontaneros y electricistas, para quienes se construyeron alojamientos. A pesar de muchos obstáculos, el hermoso hotel de cuatro estrellas Hotel Fenicia se completó y abrió en 1968. Cuando vendió el Hotel Fenicia, Pepe pudo hacer realidad su verdadero sueño: un hotel que permaneciera abierto todo el año para atender a los visitantes todo el año, y así fue como se concibió el suntuoso hotel de cuatro estrellas Royal Plaza Hotel en la ciudad de Ibiza, que sigue funcionando con éxito hoy en día.

Pepe reflexiona acerca de su juventud, cuando le ayudaron personas que apreciaban que fuera concienzudo y de confianza. “No tenía experiencia, pero trabajé por toda Europa y aprendí mucho. Fui el mismo con todos, y a pesar de encontrarme con muchos problemas, siempre traté a la persona que tenía enfrente con respeto y dije la verdad”. La vida fue buena con Pepe y él a su vez fue bueno con la vida. Ha financiado o apoyado muchas causas justas en Ibiza, entre ellas se incluye ser el fundador de Ibiza y Formentera Contra el Cáncer, que recauda grandes sumas de dinero para pacientes con cáncer y sus familias. También promovió la economía de la isla lanzando y apoyando la moda Adlib.

 

Pepe ayudó a poner el nombre de Ibiza en el mapa internacional y ha sido ampliamente reconocido por esos esfuerzos. Fue Presidente de Skål, que es la mayor asociación de profesionales del turismo en el mundo, y en 2023 fue nombrado Mejor Director de Hotel de Europa. Pero el reconocimiento más emotivo fue el título honorífico de Hijo Predilecto de Ibiza que se le otorgó en 2015. La gente dice de él: “Si veía a personas necesitadas, Pepe las ayudaba sin pedir nada a cambio. Si un joven se comportaba de manera inapropiada, Pepe le daba responsabilidades que esta persona podía alcanzar”. El niño ibicenco sin zapatos llegó a la cima a través de la determinación y el trabajo duro, junto con la integridad y la amabilidad. Sin duda, Pepe Colomar es digno de ser el Hijo Predilecto de Ibiza.