Soluciones ante la escasez de agua en Ibiza
Por Katherine Berry & Jerry Brownstein
Contar con agua potable suficiente siempre ha sido un reto aquí en Ibiza, aunque históricamente la isla se ha recuperado cada año de sus largos y secos veranos durante el otoño e invierno, más húmedos y menos concurridos. Sin embargo, a lo largo de la última década, el mayor consumo durante la temporada turística ha drenado los acuíferos hasta el punto de que la lluvia no ha sido capaz de rellenarlos. En 2014, las reservas de agua cayeron hasta un peligroso 24%, y este año pasado cayeron aún más. Para comprender lo que ha causado esta difícil situación, hay que tener en cuenta ambos lados del problema: el suministro de agua en Ibiza (de dónde viene) y su consumo (cómo se utiliza). En un artículo anterior (IbiCasa 15 Oct.-15 Dic. 2015) exploramos lo que debe hacerse para incrementar y preservar nuestro suministro de agua. He aquí un breve resumen de las medidas propuestas:
Reparar las redes de tuberías, que pierden alrededor del 30% del agua antes de llegar siquiera al consumidor.
Crear un sistema de gestión de aguas pluviales coordinado que dirija el agua de lluvia a tanques de almacenamiento y embalses, o bien a lugares donde fácilmente pueda filtrar hacia los acuíferos (gran parte del agua de lluvia se canaliza al mar y nunca alcanza los acuíferos).
Lograr que las tres plantas desalinizadoras de la isla trabajen a su máxima eficiencia (hay buenas noticias en este aspecto, ya que, tras años de conflicto, la planta desalinizadora de Sta. Eulalia por fin será activada y se planea que entre en funcionamiento este verano).
Incrementar el suministro de agua supone tan solo una mitad de la solución al problema. La otra mitad implica dar los pasos necesarios para que se reduzca el consumo de agua en la isla hasta un nivel sostenible. El Gobierno Balear es consciente de la gravedad del problema, y el pasado mes de septiembre aprobaron el Decreto Ley de Sequía que incluye diversas medidas de conservación de agua. Una parte de esta ley establece que no se otorgarán más licencias para pozos de agua, lo cual es una buena medida a favor de la preservación de los acuíferos. Además, los camiones que llevan agua a los hogares y negocios durante la temporada alta deberán comprar ese agua de las plantas desalinizadoras. Esto conservará el agua en los acuíferos y también estimulará el uso pleno de las plantas desalinizadoras, que ahora están funcionando muy por debajo de su capacidad durante gran parte del año.
En palabras de Sandra Benbeniste, Directora Ejecutiva de Ibiza Preservation Fund (IPF): «Se trata de medidas muy bienvenidas y que marcan el comienzo de un cambio en las actitudes culturales hacia el uso del agua, con el claro reconocimiento de que el agua es un recurso limitado y que Ibiza está en camino de quedarse sin ella». Esta nueva ley, si se aplica bien, podría tener un impacto positivo inmediato, pero desafortunadamente tan solo tendrá una vigencia de seis meses. Esto significa que expirará al principio de la próxima temporada turística, que es justamente cuando más se necesita. Esperemos que el gobierno no solo renueve y extienda esta ley, sino que además añada otras medidas que aseguren el suministro de agua en Ibiza para el futuro. A la hora de formular estos nuevos planes, será útil analizar las ideas innovadoras que se han utilizado en regiones como el sur de California y otras, azotadas por la sequía.
Una herramienta muy efectiva que ha funcionado por todo el mundo es medir con cuidado el uso del agua y hacer pagar impuestos a quienes utilizan demasiada. El primer paso sería asegurarse de que todo el uso de agua en la isla (incluidos los pozos) está siendo contabilizado. El Plan Hidrológico de las Islas Baleares ha marcado el objetivo de reducir el consumo a 100 litros por persona y día, cantidad que podría marcarse como la base para todos los residentes. El agua es una necesidad básica para la vida, así que esta cantidad básica se tarifaría al precio de coste más bajo posible. Para quienes utilicen más, el precio de ese uso adicional se iría incrementando de forma progresiva: cuanto más utilices, más subiría su precio. Este método de tarificación progresiva es muy efectivo a la hora de preservar recursos escasos. Hemos oído muchas historias de gente en grandes casas en Ibiza que compran camiones de agua a diario en verano tan solo para regar sus jardines, llenar sus piscinas y sus fuentes ornamentales. Bajo una política de control estricto con una tarificación progresiva, este uso extravagante del agua podría suponer un alto coste, y todo ese dinero adicional podría dedicarse únicamente a la mejora continuada de nuestra infraestructura hidrológica.

Otra política que ha tenido mucho éxito en otros países es la de estimular el uso de riego por goteo en hogares y en granjas. Utilizar esta tecnología ahorra grandes cantidades de agua, permitiendo que gotee despacio sobre las raíces de las plantas. Los incentivos en impuestos y las subvenciones gubernamentales son formas efectivas de impulsar la instalación de estos sistemas, tanto en propiedades existentes como en nuevas construcciones. Tal vez la solución más efectiva a largo plazo sea educar a los consumidores sobre la importancia de la sostenibilidad del agua. Hacer que la gente sea más consciente ha funcionado bien a la hora de resolver otros problemas: ha llevado a que la gente fume menos y recicle más. Cuando la gente empiece a comprender que preocuparse del agua es parte importante de su vida, empezarán a ser parte de la solución. Esto significa apoyar a partidos políticos y organizaciones que tomarán acciones inteligentes, y también implica ser más consciente de tu propio consumo de agua. Utilizar menos agua no solo te hace ser buen ciudadano, sino que además te ahorra dinero en las facturas, sobre todo si se aplica un impuesto progresivo al uso excesivo. IPF ha publicado una lista de consejos para un uso más consciente del agua, que puedes encontrar online en el enlace abajo indicado. Esta lista incluye medidas sencillas como instalar cabezales de ducha que ahorran agua, llenar la lavadora para cada lavado, no dejar el agua correr mientras te afeitas o te lavas los dientes. Se trata sencillamente de cambiar nuestros hábitos para que todos cumplamos nuestra parte en la conservación de la preciosa agua de nuestra hermosa isla.