EDICIÓN: Octubre - Diciembre 2015

Los beneficios del Yoga

Por Sabina Brownstein
El yoga se introdujo en Occidente hace ya muchas décadas, pero es en los últimos 15 años cuando ha aumentado mucho su popularidad. Los estudios de yoga parecen surgir como setas en cada esquina, ofreciendo clases en todo tipo de estilos. Resulta aún más impresionante el que su crecimiento se haya dado más allá de la comunidad de gente que normalmente participa en actividades de vida alternativa. Todo tipo de gente, desde empresarios y ejecutivos hasta tu abuela, sienten la llamada de probar una clase de yoga y ver de qué va. Incluso se ven cada vez más imágenes de “flash mobs” en las que cientos de personas se dan cita para hacer yoga en las calles de una gran ciudad.


 
Esta práctica Védica ancestral que engloba mente, cuerpo y espíritu ofrece beneficios a muchos niveles para quienes la practican con regularidad. A nivel físico nos aporta equilibrio y fuerza. Tu cuerpo se va fortaleciendo, poniendo a tono y flexibilizando al ir avanzando entre asanas (posturas). También te permite sentir la gracia y belleza naturales de tu cuerpo mientras fluyes con los movimientos. Además, los ejercicios de yoga ayudan a mantener un metabolismo equilibrado que promueve la salud integral y además ayuda a regular el peso.


 
Como puedes ver, el yoga es una forma estupenda de estar en forma, pero es mucho más que una ‘sesión espiritual de gimnasia’. La respiración profunda y las prácticas de meditación se integran en casi todas las clases de yoga. Estas están diseñadas para despejar la mente y aliviar el estrés. El yoga te enseña a ser consciente de tu respiración mientras mantienes una postura, y esta atención a la respiración te aporta más enfoque y quietud interior. Al final de casi todas las clases de yoga se dedica un tiempo a la meditación silenciosa; un tiempo que te permite estar en quietud, lo cual es un regalo poco frecuente en nuestro ajetreado mundo. Estos sentimientos de paz y tranquilidad que se logran a través del entrenamiento concentrado son una parte importante del atractivo que tiene el yoga y de sus efectos beneficiosos.


 
Se pueden practicar muchos tipos de yoga, así que es importante descubrir qué estilo te va bien a ti. Algunas clases son más exigentes a nivel físico, mientras otras son más relajadas y restauradoras. Muchos profesores además utilizan música para enfatizar los sentimientos que emergen durante la clase. He aquí una breve introducción a algunos de los estilos de yoga más comunes y populares que puedes encontrar por ahí:
 
Hatha Yoga: Este es el estilo clásico que se centra en movimientos suaves y lentos. Va bien para recentrarte al acabar el día, o para arrancar la mañana.
 
Iyengar Yoga: Es una forma de Hatha Yoga que enfatiza el detalle, la precisión y el alineamiento al realizar tanto las posturas (asanas) como la respiración (pranayama). Su enfoque en el alineamiento puede resultar muy útil para la terapia física.
 
Vinyasa Yoga: Suele denominarse “fluir Vinyasa” o sencillamente “fluir”, y desde luego que estarás fluyendo y moviéndote entre una postura y otra. Se trata de un gran entrenamiento que ofrece una variedad de combinaciones de asanas, convirtiéndose en tremendamente popular.
 
Ashtanga Yoga: A veces denominado ‘Power Yoga’, el Ashtanga es muy exigente a nivel físico. Seguramente sea más apropiado para quienes buscan empujar su cuerpo al máximo.
 
Yin Yoga: Estas posturas son más pasivas y sobre todo se realizan en el suelo. Sostener las posturas estáticas prolongadamente te permite acceder a niveles más profundos del cuerpo: las fascias y los tejidos conectivos. Las secuencias, al ser más lentas, resultan en una liberación física y emocional.
 
Anusara Yoga: Fue fundada en 1997 por John Friend, y se inspiró en “la celebración del corazón”. Puedes esperarte muchas posturas para abrir el corazón, como hacer el puente, junto con visualizaciones guiadas.
 
Kundalini Yoga: “Kundalini” hace referencia a la poderosa energía que se eleva desde el Chakra Raíz, que está localizado en la base de tu espina dorsal. A menudo la clase se centra en trabajar la zona del torso, a través del centro. Estas clases son conocidas por su intensidad.
 
Bikram Yoga: Prepárate para ejercitarte a 40º de calor y 60% de humedad: por eso lo llaman ‘hot yoga’. El Bikram utiliza 26 posturas con mucho trabajo de alineamiento… ¡y mucho sudar!
 
Yoga Restaurador: ¿Buscar relajarte tras un largo día de trabajo? ¿O tal vez quieras aquietar la mente? El yoga restaurador podría ser la respuesta, ya que se centra en la relajación.
 
Yoga Prenatal: Como sugiere el nombre, está diseñado específicamente para mujeres encinta. Fortalece y prepara para el parto, trabajando los músculos centrales del torso y centrándose en la respiración.
 
Sin importar el estilo de yoga que elijas, seguramente te harás un gran favor practicándolo, ya que ayudará a mejorar tu bienestar físico, mental y emocional. •