La importancia del sueño
Por Ruth Osborn
El buen dormir es parte esencial de un estilo de vida sano, y además tiene un enorme impacto en la calidad de nuestra vida cuando estamos despiertos. Tras dormir bien nos sentimos vigorizados y energetizados, listos para abordar todo lo que la vida nos depare. Sin embargo, una noche dando vueltas en la cama nos puede dejar hechos polvo, irritables y buscando un chute de cafeína para arrancar el día. Un sueño de calidad beneficia tanto a la mente como al cuerpo; nos hace más listos, puede ayudarnos con la gestión de nuestro peso, previene la enfermedad y nos mantiene sanos y longevos.
He aquí algunos de los muchos beneficios para la salud del buen dormir:
• Mejora nuestro bienestar mental general y ayuda a rebatir la depresión.
• Cuando dormimos, el cuerpo libera la hormona de crecimiento humano. Durante la juventud ésta promueve el crecimiento, y al hacernos mayores nos ayuda a fortalecer los huesos, incrementar la masa muscular y reforzar la piel.
• El sueño puede ayudar a descender nuestros niveles de estrés. El estrés tiene impactos en cada aspecto de nuestra salud, así que dormir mejor nos lleva a un menor estrés y por lo tanto una mejor salud en general.
• Cuando dormimos, nuestro cuerpo tiene el tiempo de reparar cualquier daño que nos hayamos causado durante el día. El sueño permite reducir la inflamación, que es la respuesta del sistema inmune del cuerpo a las lesiones. Este es un elemento crucial en el proceso natural de sanación, ya que la inflamación ha sido vinculada con los problemas cardíacos, la diabetes, la artritis y el envejecimiento prematuro.
Dormir bien durante toda la noche también puede ayudar a mejorar nuestro rendimiento a todos los niveles. Si no dormimos lo suficiente, nuestros procesos cognitivos se ven impedidos. Sin embargo, al dormir bien, nuestra capacidad de atención se alarga y nuestra concentración es mayor. Estamos más alertas y capaces de resolver mejor los problemas. Un sueño de calidad también ayuda a mejorar tu memoria. Por ejemplo, si estás aprendiendo una nueva habilidad, deporte o idioma, tu mente procesa esta nueva información mientras duermes y la almacena para referirse a ella en el futuro.

Dormir bien es también esencial para perder o mantener el peso. Esto es porque la misma parte del cerebro controla tanto el sueño como el metabolismo. Cuando nos falta sueño, el cerebro libera hormonas a la sangre que estimulan el apetito. Hay estudios que muestran que si quien hace dieta descansa bien, tendrá más éxito a la hora de perder peso, mientras que quienes duermen menos sienten más hambre. Cuando estamos cansados también es más probable que busquemos alimentos con elevados niveles de energía, grasa y azúcares para llenar ese agujero energético. Además, cuando no dormimos lo suficiente, nuestra voluntad para elegir cosas saludables puede verse disminuida. Otro beneficio de dormir bien de forma consistente es que nos hace parecer más jóvenes. Muchos hemos visto el efecto visible tras una o dos noches durmiendo mal… y no es algo agradable a la vista. Con el tiempo, el no poder dormir lo suficiente puede dejarnos la piel apagada, mientras se incrementan las ojeras y las arruguitas en torno a los ojos. Fisiológicamente, lo que sucede cuando no dormimos lo suficiente es que el cuerpo libera la hormona del estrés, el cortisol. El efecto que tiene esto sobre la piel es descomponer la proteína colágeno, y es el colágeno lo que aporta la elasticidad que mantiene la piel joven y tersa.
Así pues, ¿cuánto deberíamos dormir? Hay consejos variados sobre el número ideal de horas que se necesita dormir: entre las seis y las ocho horas, aunque casi todos recomiendan más bien ocho. En realidad depende de nuestros cuerpos y estilos de vida individuales. Todos somos un poquito diferentes y por tanto necesitamos distinto número de horas de sueño. Nuestras necesidades también pueden variar a lo largo del tiempo y según vamos atravesando diferentes etapas de nuestras vidas. La norma básica es escuchar a tu cuerpo… él te dirá si estás durmiendo lo suficiente o no.

Hay muchos cambios sencillos en tu estilo de vida que te ayudarán a asegurarte de que estás durmiendo bien de forma regular. Adoptar una rutina tranquila antes de irte a la cama es una de las mejores: tal vez un baño relajante, una corta meditación o sencillamente un tiempo en silencio para calmar la mente. Asegúrate de apagar todos los aparatos electrónicos una buena hora antes de acostarte. Esto ayudará a tu mente y a tu cuerpo a ir bajando el ritmo respecto a los eventos del día. Es mejor eliminar los estimulantes como la cafeína y el alcohol si buscas un sueño sereno, así como las comidas tardías que activan el sistema digestivo. Una cena temprana y una taza de infusión de camomila te serán mucho más útiles. Asegúrate de que el entorno donde duermes es cómodo y silencioso, que está libre de aparatos electrónicos y oscuro. Hay estudios que muestran que dormir con la mínima cantidad de luz es una ayuda importante a la hora de poder disfrutar de todos los maravillosos beneficios para la salud y el bienestar que aporta un sueño descansado. •