EDICIÓN: Febrero - Abril 2013

Todo es energía

Por Jerry Brownstein
Si pasas siquiera un rato en compañía de gente a quien le interesa el movimiento del nuevo pensamiento, oirás la frase “todo es energía”. Para comprender lo que esto significa y cómo afecta a nuestras vidas, echemos un vistazo primero a la ciencia tras este concepto. La Física tradicional fue creada por Isaac Newton y otros a finales del siglo XVII. Estos científicos pioneros hicieron un excelente trabajo a la hora de describir cómo funciona el mundo según leyes fijas que lo explican todo, desde las manzanas que caen de los árboles hasta el movimiento de las galaxias en el espacio. Las unidades estructurales básicas de este universo mecanicista se denominaron átomos, y se percibían como bolas densas de materia. Según se fueron haciendo más sofisticados los aparatos de medición, quedó claro que los átomos no eran objetos sólidos, sino que de hecho eran minúsculos sistemas solares con electrones que orbitan un núcleo central. Este es el modelo que casi todos aprendimos en la escuela, pero cuando realmente se mira muy de cerca un átomo, se descubre que este pequeño sistema solar está compuesto casi exclusivamente por… ESPACIO VACÍO.

Eso es: los átomos que componen todo en nuestro universo apenas tienen masa; son en un 99.999999% espacio vacío. Piensa en ello por un momento. Seguramente se trate del dato más alucinante que vayas a aprender jamás. Para darte una idea del alcance de ello, si un átomo tuviese el tamaño de un estadio de fútbol, entonces el núcleo, que es su masa, ¡sería del tamaño de un único grano de arroz! Los electrones que “orbitan” alrededor de este pequeño núcleo serían el equivalente de motas de polvo flotando en el aire. Todo lo demás sería espacio vacío. Si esto es cierto (¡y lo es!), entonces, ¿por qué las cosas en el mundo material parecen tan reales? Si un muro está compuesto de espacio vacío sin apenas masa física, entonces, ¿por qué no puedo atravesarlo con mi mano? El motivo es que todo ese espacio “vacío” dentro de cada átomo está, de hecho, lleno de ENERGÍA. Esta energía subatómica está siempre vibrando, lo que causa un poderoso efecto giratorio – algo así como pequeños tornados. Por eso las cosas son sólidas al tacto y no puedes atravesar un muro con tu mano: porque las vibraciones energéticas de los átomos del muro se resisten ante las vibraciones energéticas de los átomos en tu mano.



De acuerdo, entonces eso explica (más o menos) por qué las cosas en el mundo material parecen sólidas, pero, ¿por qué se ven sólidas a la vista también? Si los átomos de una flor no tienen masa material, entonces, ¿por qué es tan hermosa? Esto se debe a que la ENERGÍA en los átomos contiene INFORMACIÓN codificada en sus vibraciones. Piénsalo así: cuando metes un DVD en tu ordenador para ver una película, el DVD en sí mismo no se parece en nada al video que vas a ver – es tan solo un disco brillante que lleva en sí información digital. Tu ordenador es capaz de interpretar la información de ese disco y mostrártela como imagen en movimiento. De la misma manera, cuando miras a una flor (o cualquier otra cosa), en realidad estás mirando al espacio vacío de sus átomos. Sin embargo, tu cerebro, como el ordenador, puede interpretar la información que está dentro de los átomos de la flor y después “mostrártela” en forma física. La flor está hecha de espacio “vacío”, pero la información codificada en ese espacio es interpretada por tu cerebro como la belleza que puedes ver.

Lo que nos dice la ciencia es que a nivel cuántico todo es energía, y que nuestra percepción – nuestra conciencia – es lo que convierte esa energía en realidad física. Esto significa que tenemos el poder de transformar nuestras vidas utilizando nuestra conciencia para “cambiar la energía”. Nuestra capacidad para hacerlo viene a través de nuestros pensamientos y sentimientos, que crean vibraciones que afectan a nuestra experiencia de la realidad. Un ejemplo de cómo funciona esto viene de los experimentos del Dr. Masaru Emoto, que mostraron que la estructura molecular del agua cambia en respuesta a las vibraciones de lo que pensamos, decimos y sentimos. Cuando expresamos emociones que son positivas y están basadas en el amor, el agua forma cristales que son coherentes y hermosos. Y al contrario, los sentimientos negativos o basados en el miedo crean cristales en las moléculas de agua que son deformes y feos. Ya que nuestros cuerpos están compuestos en un 70% por agua, y el planeta Tierra también es un 70% agua, eso significa que todo lo que pensamos, decimos o hacemos está teniendo un profundo efecto en la sustancia que compone gran parte de nuestra existencia.



Hay aún más pruebas de nuestra capacidad para afectar a la realidad: la Conexión Cuerpo-Mente nos muestra que nuestras percepciones crean respuestas físicas asombrosas en nuestros cuerpos. Todos nuestros pensamientos y emociones envían mensajes directamente al ADN de nuestras células, instruyéndole para que haga cambios en nuestra química corporal. Los sentimientos y creencias positivas envían mensajes que ayudan a crear salud y bienestar, mientras los negativos hacen lo contrario. Estos descubrimientos científicos punteros nos están llevando a una mayor comprensión sobre por qué y cómo las vibraciones de lo que pensamos y sentimos son tan importantes. Cada momento nos presenta la oportunidad de dar forma a nuestra propia realidad y, cuando elegimos llenar nuestra conciencia de sentimientos positivos, nuestras vidas se convierten en un hermoso reflejo de nuestro potencial más elevado. •